
PLAYING FOR CHANGE, MÚSICOS CALLEJEROS
Pocas veces me he sentido tan claramente atraído y emocionado por una causa, identificado con un propósito o movido por una iniciativa. Esta es una de esas raras ocasiones.
Roger Ridley encarna todo lo que es la música: alma, perseverancia y talento. A menudo ha sido llamado «la voz de Dios» por los otros músicos callejeros en la 3rd Street Promenade en Santa Mónica, California. Su dedicación a su público es clara, viajando todos los sábados desde Las Vegas, Nevada, hasta su lugar en Santa Mónica, para dar allí su mejor performance antes de regresar a casa por la noche.
Un día mientras caminaba por esa calle, Mark Johnson le escuchó cantar Stand By Me en la distancia. Corrió a presenciar la ejecución y se dio cuenta de que la voz, el alma y la pasión de Roger (y de tantos otros como él) tenía que ser compartida con el resto del mundo.
Así nació Playing For Change, un movimiento multimedia creado para inspirar, conectar y llevar la paz al mundo a través de la música. La idea de este proyecto surge de la creencia de que la música tiene el poder de romper los límites y superar las distancias entre las personas. No importa si la gente viene de diferentes entornos geográficos, políticos, económicos, espirituales o ideológicos, la música tiene el poder universal de trascender y unirnos como una sola raza humana. Y con esta verdad firmemente establecida en sus mentes, sus iniciadores se dispusieron a compartirla con el mundo.
Playing for Change, el movimiento que ha conquistado a millones de internautas en todo el mundo, comenzó hace una década en Los Ángeles (EE.UU) gracias a la iniciativa del productor musical e ingeniero de sonido Mark Johnson. Su objetivo era conectar el mundo a través de la música. En 1998, Johnson se asoció al productor Whitney Burditt para crear un documental que incluye a unos cien músicos callejeros de todo el mundo tocando en calles y plazas de sus localidades de residencia. Posteriormente, hicieron una película, presentada en 2008 en el Festival de Cine de Tribeca.
Además, crearon la Fundación Playing for Change, que dota de recursos técnicos, instrumentos musicales y educación a los músicos y a comunidades más necesitadas. En 2009 se ha llevado a cabo el primero de sus proyectos, la Escuela de Música Ntonga, en Sudáfrica. El segundo, el Centro de Artes Mehlo, en Johanesburgo (Sudáfrica), se concluirá antes de que acabe este año.
En Playing For Change están haciendo cosas como la que sigue: 37 músicos callejeros de diferentes partes del mundo mundial, que no se conocen ni se han visto jamás, son remezclados con un estudio de grabación móvil para dar a luz esta versión del clásico «Stand by me».
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Podeis ver mas videos aquí.
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